Año nuevo, nuevas experiencias.

Esta vez sí que traigo algo totalmente diferente, y es que gané el accésit de un premio de microrrelatos. Me presenté por presentarme, consciente de que probablemente no iba a ganar nada, y cuál fue mi sorpresa cuando el día después de reyes recibí un mensaje diciendo que me pusiera en contacto con la asociación que lo organizaba, CRANA, con la colaboración del Gobierno de Navarra.

El tema era el reciclaje de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Teníamos que escribir en primera persona como si fuéramos algún aparato de ese tipo, y al final teníamos que ser ''reciclados'' en un punto limpio, además, tenía una extensión máxima de 150 palabras. Como veis, estaba bastante pautado todo, por lo que el mérito a la imaginación es más bien poco, el aparato que terminé escogiendo fue un cepillo eléctrico.

Fui a Pamplona a una pequeña entrega de premios, me hizo muchísima ilusión a pesar de no ser una gran cantidad de dinero, pero aún así, fue mi primer ingreso relacionado con escribir! Hemos aparecido en periódicos y revistas de la zona, que si tengo que ser sincera, es lo que menos me ha gustado, me da bastante vergüenza.

No me alargo más y os lo dejo por aquí.

Hasta pronto!

 Bonita sonrisa

A veces se peleaban por mí y acababa exhausto. ''¡Cambia el cabezal!'', ''¡No lo has limpiado bien!'', ''¡Vamos, tengo prisa!''. Una locura.  Odiaba cuando se olvidaban de ponerme a cargar. Quería gritar ¡eh, que me estoy quedando seco! Aunque seco más bien poco, gajes del oficio.

Un día mamá quiso utilizarme. Lo intenté con todas mis fuerzas pero no pude funcionar. ¿Llorar mi pérdida? Al día siguiente tenían uno nuevo. ¡Menudas curvas, menudo movimiento!  

No me tiraron al contenedor de la basura, tuvieron la decencia de llevarme a un punto limpio. Qué mínimo, gracias a mí pueden presumir de sonrisa.