La mezcla entre dulce y amargo.

Es inútil contar el paso de según qué tiempo (por ejemplo, el que llevo sin verte) como es inútil contar los pasos que hay de mi casa a la tuya. Son inútiles de contar las sonrisas que me has regalado y los besos que me has robado. Imposibles de contar los que yo he deseado darte también por otro lado. Pero soy invisible. Al parecer demasiado pequeña, no en tamaño ni edad si no en importancia para tí. Y para él. Y para todos.

Procuro saltar y luchar porque algo funcione cuando creo en ello, pero o bien os sale a paseo vuestra vena de gilipollas y decidis que os eche de mi vida, o directamente las circustancias lo complican (quiero decir destruyen) todo.

No soy perfecta, ni quiero serlo, sería cambiar y vivo agusto con mis manías. Ser perfecta tiene que ser aburrido, casi tanto como no probar a cambiar los ingredientes de las recetas. ¿Os imaginais? La misma tarta siempre. Bizcocho solo. Ummm... ¿No es mejor algo de chocolate?  

Vengo a endulzarte la vida. 

Literal. Nada de ñoñadas. Me voy a untar en Nutella y voy a saltar dentro de tu cama. ''¡Sorpresa!'' te diré.
Hablo de arriesgar sin perder. No pienso mancharme entera y pasar frío mientras lo hago (que ya viene el invierno) si no es a cambio de algo. Me regalo envuelta en cocholate a aquel que decida cambiar la receta del amor que se ha ido escribiendo en mi corta vida. Me conformo con que taches ''fracaso'' escrito al final por un ''No se ha hallado fecha de caducidad por el momento. Pd: Cocinar a fuego lento.''

Bachiller me ha pillado en bragas, además de que soy tan huevona que no soy capaz de ser constante ni en lo que me gusta. Podría prometer que no voy a volver a irme así, pero mentiría. Procuraré cambiarlo en la medida de lo posible. ¿Qué tal habéis empezado vosotros el curso?

Un besito.