Me encantaría poder hacer algo bonito contigo. Escribirte, dibujarte,
pintarte, perfilarte, componerte, fotografiarte, filmarte, grabarte,
crearte en olores, sabores, colores;
desefimerarte, pararte.
Congelarte de la forma, irónicamente, más ardiente, que es el arte y sus variantes.
He intentado concentrarme en tus virtudes, buscando algo que tomar
como base para crearte. Ha sido imposible. Pasé luego a los defectos,
que te definen tanto como tus mejores formas de ser, y aún me resultó
más complicado ( por eso de que tengo que esforzarme en encontrarlos).
¿Qué hago entonces yo, pseudoartista frustrada? Tengo la inspiración
más grande ante mis ojos y aún así no consigo poder plasmarte.
¿Qué me queda? Me quedo esto.
Sí, e s t o .
Cuatro palabras, un texto.
Soy priviligiada, ¡vaya suerte tengo!
Sí, e s t o .
Cuatro palabras, un texto.
Soy priviligiada, ¡vaya suerte tengo!
Lo sencillo es sencillo de definir, de copiar. Me encuentro en una
situación que muchos envidiarían: la imposibilidad de captar la esencia
de algo que escurre a todo lo racional y convencional. No hablo de
idealización, hablo de magnitud:
Tienes tantos rincones que aún no he explorado que querer definirte en este momento roza lo insultante.
Por suerte o por desgracia, no tengo prisa y me sobran ganas; pienso
entrar dentro de todas tus puertas, asomarme por tus ventanas y recorrer
cada uno de tus ladrillos.
Y aún así, creo que nunca acertaré a construirte.
Tampoco me pena, me gusta la sensación.
Eres mi frustración favorita.
Llevo dos años casi escribiendo sobre la misma persona y sobre el mismo tema la mayoría de las veces. Y que así siga siendo.
Encantada de dejar por aquí mis palabras de nuevo.
Mil besos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario