El otro día me sonreiste. Yo no te iba buscando (hace tiempo que suspiro hacia otro lado). Pero me sonreiste. No tenías porqué, fing...
Demasiadas cosas calladas.
Hay días en los que los golpes no duelen y parece que los puñetazos que tendrían que ir directos bajo la piel, sin moratones o huesos rotos...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)